viernes, 3 de diciembre de 2010

EL MENSAJE DE CUPIDO

Una experiencia dolorosa, desgarradora, puede hacer que nos volvamos de hierro. El dolor es la sensación de la cual aprendemos rápidamente, si es que sabemos que tenemos que aprender. El amor muchas veces, es el resultado de un profundo dolor.

Todo es pasajero, la vida es como un río en el que las sensaciones y las experiencias nos vienen a enseñar. Siempre el camino es hacia adelante y hacia arriba. Solo hay momentos de quietud dentro del movimiento, que nos permiten estacionar y enfocarnos en lo que está pasando.

La vida se encarga de demostrarnos que todo es un montón de momentos. Que hay cosas y personas que pasan por nosotros regalándonos momentos de dicha, de enamoramiento.

El aprendizaje más difícil que tuve que atravesar fue el momento de Cupido. Él se encargó de tirar la flecha justo donde él sabe que tiene que ir. Yo no elegí enamorarme, simplemente pasó. Fue tan efímero, tan rápido y furioso, que apenas pude darme cuenta que lo que el amar significa. El amor es sentir que el otro es un todo, independientemente de este todo que soy yo. Aquel hermoso amor que nunca tuve pero del que ambos fuimos recíprocos. Él tenía una misión muy importante y yo tenía que dejarlo ir. Permitirle quedarse hubiera sido egoísta de mi parte, ya que él estaba dispuesto a salvar al mundo, o por lo menos una parte de éste.

Siempre he sentido admiración por las personas sencillas y humildes que tienen gran vocación por hacer el bien. Que dan su vida por el otro.

Fue quizás la experiencia más extraña, desgarradora, quebradiza y amorosa que haya tenido. Me dejó hecho añicos, roto pero entero. Tuve que ser muy fuerte y tener muchos cojones para dejarlo ir.

La vida siempre te da. Y hay que ser receptivo. Y así como la vida te da, también te quita. Y hay que estar listo para dejar partir. No siempre que nos enamoramos es de la misma manera. Cada persona trae a la relación su propia forma. El trabajo de ambos es tal vez ensamblar esas formas.

Y mi laburo, el de redescubrir mis maneras de amar-amándome-amando al otro.

lunes, 22 de noviembre de 2010

DAR ES DAR

Acabo de ver la película “Cadena de favores.” Es muy emotiva y deja una enseñanza de amor incondicional muy valorable.
Si cada uno de nosotros tuviera aunque sea la buena intención de hacer algo de valor, el planeta lo agradecería. Estamos llegando a una etapa en la que hay que elegir entre la vida y la muerte . Aunque la muerte nunca es una elección,(o sí, pero ese es otro tema) es más bien el paso a otras dimensiones de vida, según lo veo yo.
Si tomáramos esta escuela lúdica y a veces no tanto, que son la vida, el tiempo, la verdad veríamos qué valioso es el dar la vida. Y dar la vida por otro no significa morir. Simplemente ponerle la cara al viento y que él nos sacuda hasta el hartazgo.
La fortaleza juega un papel muy importante en esta escuela del vivir. Yo estoy seguro de que cada uno de los seres de esta tierra llega con tantas herramientas, muchas más de las que imaginamos. Una de ellas es la fortaleza. Nunca vamos a pasar por situaciones en las que no podamos poner el hombro y seguir, puño cerrado y avanzar.
Estamos en tiempos de Dios. Sí, yo creo que estamos atravesando momentos algo complejos en cuanto a las energías que se están moviendo. Como dije antes, todo lo que se intenta tapar sale a la luz en algún momento, tarde o temprano, más allá que lo quieras o no, se abre una puerta y muchas ventanas. Entonces tenemos la esperanza de seguir en este camino. Inhalamos amor, exhalamos angustia. Inhalamos bondad, exhalamos maldad. Y así empieza la cadena de reciclaje.
Lo que intento expresar es que todos somos únicos, conectados por un mismo sol, y a la vez somos herramientas del universo, por nuestros cuerpos atraviesan energías que pueden ser densas o etéreas, según nuestro estado de ánimo. Pero cuanto más respiremos conscientes del amor que ingerimos y la angustia que sacamos, nos volvemos más sabios, más humanos y divinos.
Porque todos somos eso, divinos en una coraza humana. Entonces tenemos el poder de cambiar nuestro propio mundo, y volverlo más amable para nosotros y los que nos rodean. Somos capaces de elegir cómo querer vivir.
A mí la vida me llenó de palabras en el paladar, que son emitidas con el peso de la verdad. El único verso que se repite siempre con diferentes matices es el universo.
Puede que todo esto suene a locura. Pero como dijo el poeta Rodríguez: “hay locuras que son poesía, hay locuras de un raro lugar, hay locuras sin nombre, sin fecha, sin cura, que no vale la pena curar”.
¿Qué hay de verdad y qué hay de verso? Pues pensemos que la verdad es la contrapartida de la mentira. En definitiva las dos pertenecen a la misma moneda. Toda moneda tiene dos caras. El amor es la contrapartida del odio. El Ying y el Yang. No he descubierto nada nuevo. Solo transcribo lo aprendido.
Por otro lado, tanto la luz como la oscuridad son necesarias y podemos amar en equilibrio ambas partes de la verdad. Esto no quiere decir que tengamos que ser malos o buenos, simplemente saber que ambas partes están y son solo “eso.” Sin valor agregado, tanto la luz como la oscuridad son “eso” y de “eso” es de lo que aprendemos día a día. Luego la escala de valores es diferente para cada uno. Y todos tenemos derecho a valorar las cosas según nuestra experiencia.
Yo tuve una escuela, la vida. Sigo aprendiendo. Seguiré eternamente esta carretera y no andaré “al costado del camino”. Siempre que pueda, te daré una mano y si necesitas que ponga el pecho para defenderte, también lo haré.

sábado, 20 de noviembre de 2010

REFLEXIÓN EN GRUPO

En una búsqueda intensiva por la identidad. En una época de terapia, en la que la palabra “patético” se apoderaba de mi mundo. En aquellos días sentía que todo estaba perdido. Que no había gente con un profundo entendimiento de la palabra amor. Que todo pasaba por la superficie.
Fue en ese momento que decidí tomar las riendas y buscar apoyo. Buscar un grupo de pertenencia en el que se me entendiera y, por otro lado, poder deshacerme de los prejuicios y preconceptos que me gobernaban hasta ese momento. Porque, si había algo en lo que no tenía duda, era en que todas esas ideas que se me habían formado en la cabeza, eran simplemente eso, ideas que no se acercaban mucho a la realidad. Ideas que se fueron formando en mí, debido a los diálogos con los pares. Aparecían palabras como “histéricos,” “superficiales,” “pakys.”
Empezaba a sentir que vivía en un gueto en el que éramos discriminados por nosotros mismos. Nos tratábamos con indiferencia. Yo cada vez me alejaba más del colectivo y me acercaba a una soledad en la que podía reflexionar, pero eso no era suficiente. Necesitaba el encuentro con otros pares que pensaran. Simplemente eso y que esos pensamientos nos enriquecieran cambiando la esfera en la cual había caído.
Por suerte caí en Puerta Abierta. Ahí fui bien recibido. El coordinador del grupo de reflexión para varones gay nos protegía, nos contenía y nos daba la libertad de mostrarnos, exponer nuestras formas. Ahí crecí mucho, me sentí querido por mis compañeros y por el coordinador, Alejandro Viedma. Yo me sentía cuidado.
Todos los jueves se traían nuevas formas de hacernos pensar. Siempre teníamos consignas para desarrollar.
Yo creo que cada vez que uno intenta cambiar su mundo, está salvando el mundo que nos rodea. Todo lo que uno trae a la luz, a través de lo positivo, siempre tiene un buen recibimiento en los otros.
En el grupo cambiamos, crecimos, amamos, amigamos, nos reconocimos con mucho valor y veracidad. Yo por lo menos pude liberarme de las ideas de antaño. Y así emergió esta sexualidad que ahora puedo vivir libremente, gracias a poder reestructurar mi mente.
En esto tuvieron mucho que ver los participantes del grupo y el coordinador. Las charlas, los debates, me hacían pensar que algo estaba cambiando en mi mundo. Y cambió de raíz. Ya las personas que conocía eran más auténticas y logré hacer un buen grupo de amigos. Que a esta altura, somos como familia. Por fin la palabra patético desaparecía de mi vocabulario para darle lugar a palabras más amorosas.
Alejandro, te admiro tanto, hacés todo con tanta pasión, con tanto cuidado, con tantos cojones, que es imposible no quererte.

jueves, 18 de noviembre de 2010

EL PRINCIPIO

Y antes de que se creara el mundo, había un Dios. Un Dios caprichoso que nos hizo perfectos. Nosotros, como caprichos de Dios, decidimos de qué modo queremos recibir el regalo de la vida. Y nadie tiene derecho a juzgarnos.
A mi temprana edad de trece años, sentí que algo en mí era diferente. Antes de los trece, también sentía que algo pasaba. Pero a los trece se acrecentó.
Recuerdo una reunión de los chicos de la escuela en la casa de un compañero. El televisor estaba prendido y pasaban imágenes de un concurso de musculación. Sentí una excitación que hasta ese momento me era desconocida. Al ver a los hombres posando con sus cuerpos hipertróficos algo que nunca antes había experimentado sucedió. Mi primera erección. Y en aquel momento solo quería saber dónde esconderme.
Volviendo a los trece… Yo solía pensar que me gustaban los hombres porque Dios quería castigar a mis padres a través de su primogénito. Pero eso es un capítulo aparte.
Empecé a sentirme cada vez más hundido en un estado agobiante. Ya no podía controlar mi ser. Me gustaban los hombres, eso era claro. Y yo me estaba castigando porque en aquel momento y en el ámbito en el que me movía, el colegio, la iglesia por empezar, ya la sexualidad era un tema tabú aunque mi padre me explicó con un librito cómo se hacen los chicos, cómo se fabrican. Pero yo tenía que hablar del tema con alguien. No tuve mejor idea que contárselo primero a mi psicopedagoga de la infancia.
Cuando le conté lo que me pasaba con los hombres, fue tremendo para mí, como si hubiera lanzado una bomba en su escritorio. Yo no recuerdo si ella era de la idea de aceptar lo que me pasaba o de las que pensaba que “hay que curarte de la enfermedad llamada homosexualidad.” Lo que sí recuerdo es que ella me dio la opción de elegir entre dos psicólogos de su confianza.
Fui a ver a los dos. El primero, quien probablemente podría haberme escuchado con mejor razonamiento, lo descarté porque era de los que te escuchan y no emiten palabra.
El segundo, que fue el que me trató durante un tiempo (exactamente no recuerdo cuánto tiempo), era de la escuela del “hay que curarte…”. Y lo elegí a él. ¿Buena o mala decisión? Yo diría que simplemente fue una decisión que hizo que hoy pudiera estar escribiendo esto como una anécdota más. Sí fue dolorosa, angustiante y me llevó a lo hondo, al hoyo del conejo. Pero como soy de la idea de ver el lado positivo, el aprendizaje de esa experiencia, opto por pensar que me ayudó mucho a poder expresarme, recrear situaciones, escribir cuentos. Porque lo que este “profesional” hacía, era darme un walkman y grabar en una cinta lo que se me iba ocurriendo. O sea contar historias que después interpretábamos. Yo cerraba los ojos y viajaba por el mundo de mi inconsciencia, por el de mi inocencia a través de las palabras del aire. La cuestión es que nunca me curé de esta hermosa fábula que denominamos gaytud.
Lo disfruto, me encanta ser distinto y tener diferencias con los otros. Me gusta compartir con mis amigos otros modos de ver la vida. Tengo la suerte de ser amado por todo mi entorno y volviendo a Dios, yo creo que él no hubiese querido que fuera de otro modo.

lunes, 15 de noviembre de 2010

NUEVAS VIDAS

El hombre ha crecido a lo largo de la historia con determinadas normas, mandamientos, mandatos, reglas. Todo eso que algunos intentaron romper, quebrar, o como me gusta decir a mi cambiar, transmutar.
Llegar al corazón, a la llaga. A ese punto en donde sabes que no es real ese mandato que viene de antaño.
El mundo evoluciona y con él, el hombre crece y descubre que no todo era como se nos había enseñado. Que todo pecado no es más que la idea de mantenernos adentro de una cápsula, dicen: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. ¿Y de quién es esa culpa?
Te garantizo que la culpa no existe. Solo en las mentes de los que conspiran con una religión cerrada, opaca. Lejos de toda buena imaginación e intención.
Me gusta pensar que todos tenemos una experiencia diferente y nos sirven diferentes cosas.
Hay quienes tienen miedo a lo diferente. Y sin embargo nadie es igual a nadie. Ninguna familia es la familia Ingalls, ni la familia Adams. Y todas lo son al mismo tiempo.
Cuando yo era chico, éramos muchos los católicos que creíamos en un Dios diferente. Lamentablemente el hombre ha reaccionado con miedo y bajo una mano dictatorial con respecto a lo nuevo. Pero lo nuevo siempre se hace lugar a través del tiempo. O sea que si en un punto de la historia no pudimos transmutar, seguramente lo estamos haciendo ahora. “La verdad” se sabe tarde o temprano, “el cambio” no solo es necesario sino que siempre se da. Siempre vamos creciendo y elevando la vida hacia la cima, por más que a veces caigamos, siempre nos podemos levantar. Pareciera como que no, pero si. Lo que quiero decir es que nada es bueno o malo, simplemente es.
Para poder evolucionar en la materia, hay que saber que la maldad o la bondad son solo connotaciones, opiniones o ideas de diferentes formas de pensar. A mí me gusta pensar que las cosas simplemente son. Y no añadirle el valor de bueno o malo. Sino de aprendizaje. De ver qué hacemos con respecto a esto que nos tocó.
Hay tantas maneras de vivir la vida, que apenas podemos imaginar. Y me encanta conocer gente que descubre nuevas formas familiares. Espacios comunitarios en donde conviven Dios y el Diablo. ¿Esto qué quiere decir?
Que la mezcla de razas, razones, roces, diversidades, multitudes o monoparentalidades, son parte de lo nuevo, de lo que antes no era permitido. Hoy la familia es un lazo tan fuerte que no exige compromiso. Esto está explícito. La gente en general busca el compromiso y al mismo tiempo trata de desligarse de él. Pareciera como que el compromiso te condena a una vida con prohibiciones. Entonces tenemos que crear nuevas ideas. Nuevos modos de afecto que nos permitan ser libres, amar sin espinas, jugarnos en algo nuevo y dejar atrás todo prejuicio.
La falta de prejuicios y el desligamiento de las normas de un movimiento o religión, nos permiten ser distintos, únicos y especiales.
Permitámonos ser del modo que queremos ser. La única regla que hay que seguir es respetar al prójimo y amar al próximo como a uno mismo.

martes, 9 de noviembre de 2010

CARPE DIEM

Descalzo mis pies sobre la alfombra.
Empequeñece mi cuerpo bajo su brazo.
Y me aparto.
Luego me parto:
Una mitad sigue los pasos sigilosos del silencio
Y la otra estalla bajo su almohada.
Lágrimas derramo sobre su anillo dorado
Mientras el café se entibia.


Acá quiero dejar plasmada mi obra. Toda la información que fui recolectando a través del tiempo inhóspito y heterogéneo. Homogéneo y también por que no, de aquellos días felices que hoy vuelven a mí.
En esta vida que me llego como una bendición, en donde me dieron herramientas para herrar, amor para enamorar y fe para erratas, aquí quiero dejar mi cello.
En esta vida que nunca termina, que sigue y que suma, y aunque reste, sigue sumando y multiplicando. Es la vida que Dios escribió con la sangre de un gorrión.
Yo pude interpretar los acontecimientos a través de mí. Yo fui mi propia historia de épocas de histerias y caretas. Subidas y bajadas. Planicies.
Acabo de llegar de la derrota y supongo que pronto veré algo parecido al sol. Porque he estado allí y no me parece que se haya ido. Zeus se encargará de los amaneceres y atardeceres. A Mercurio lo veo solo una vez a la semana y me prometió una pronta recuperación. Pero ¿Qué hay mas allá? Más allá de lo ya conocido. Yo he descubierto un mundo nuevo. El mundo, la tierra no es más que eso. Asfalto .

martes, 26 de octubre de 2010

LOS PIES DESCALSOS

El flujo de la vida, hace que uno se mueva por nuevos caminos, antes, desconocidos. Los que hemos llegado a esta tierra para aprender, (todos), ya sea atreves del dolor, o del amor que despierta el dolor, o por las crisis del amor. Nos vimos obligados a elevarnos, subiendo montañas, escalando sueños, arañando la piedra, siempre para adelante. Siempre para arriba. Como alguien alguna vez me dijo:”la vida es como un rio, por momentos abundante de agua y otros, sequia.”

Cuando descubrí que solo quería crecer y no sentar cabeza, me di cuenta que necesitaba ciertas herramientas, por empezar, cambiar mi dialogo interno. Esa herramienta hermosa y poderosa que es la palabra. La palabra te acompaña en el despertar. Cambiar .
Así fue como descubrí que no había una sola formula, sino que el camino estaba repleto de hojas de otoño, escritas con la sangre de Dios, en las que nos traducía la belleza del aprendizaje. Y ese aprendizaje me llevo a conocer las terapias del amor. La contención de una familia singular y única. El respeto y la comprensión de los amigos.

Dalit me introdujo en el tacto del amor. Sus manos son la continuación de mis pies descalzos. Mis pies son el principio de sus dedos. Ella logra que toque el cielo con los pies y por un momento y para toda la vida, la caricia continua y húmeda que me regala el tiempo a través de la música infinita. Por una hora, nos conectamos para reciclar la energía, mandar al cielo lo denso para transformarlo en etéreo. De eso se encarga el universo. Que no es más que el único verso.
Volvemos a la palabra, y sin embargo esta técnica, no necesita específicamente de ella. Solo el tacto te llena el momento. Y ese momento se multiplica por muchos más. Y ojala todos conociéramos el amor en todas sus formas. Las formulas del amor son las más sencillas y fáciles de abordar.
La intención del amor, genera más amor y el invento de nuevas tendencias que solo provienen de esa misma fuente. Cuando estamos colmados de amor, es porque sabemos más de la vida, aprendimos el mensaje y sembramos y cultivamos y lo único que queda es el todo que no es bueno ni malo, es solo el todo que es también la nada.
Como dice el Kibalión, “como es arriba, es abajo.”
O sea que todas nuestras herramientas existen desde antes de que el hombre las haya descubierto y materializado en la tierra.
Palabras que me dijo Dalit:”Dios hizo al hombre y creo al mundo porque necesitaba dar.”
Ese majestuoso ser puro e infinito que nos regaló al mundo, merece más agradecimientos de lo que vale la pena vivir.
Yo creo que ese Dios Universo, padre, madre e hijo, hicieron al mundo para marcar un camino de regreso al hogar. A la fuente de todo y de todos.

viernes, 22 de octubre de 2010

Citas a ciegas: Generadoras de ilusiones.

El mundo está en un cambio continuo, nada es estático. Algunas cosas cambian más precipitadamente que otras.
Antes de la aparición de Internet, los servicios para citas a ciegas se generaba a través de los clasificados de alguna revista del corazón o, algún amigo/a con intención celestina nos presentaba al candidato/a que, según su criterio encajaban con nosotros. También podíamos contar como servicio para citas, a las consultorías que empezaron a aparecer a fines de los 80’ en la Argentina. De repente fue el boom de los encuentros de solos y solas. No era muy difícil encontrar el lugar donde uno iba a conocer “el amor de su vida.” Las fiestas con intención de encontrar al ser deseado.
Esto tuvo lugar debido a una gran demanda de la gente. Se empezaba a sentir la soledad, de alguna manera, las relaciones habían cambiado. El afecto se volvió codiciado, los códigos, las búsquedas dieron un vuelco de 360°. La gente empezaba a hablar diferente de lo que quería. Empezábamos a querer otras cosas. Con nuevos códigos, las relaciones también tenían que cambiar.
Se hospedaron entre nosotros nuevas tendencias y nuevas formas de demanda. Los servicios para citas era algo que fue creciendo considerablemente, a tal punto, que cuando se instaló en lo cotidiano la ventana de Internet, no tardó en aparecer lo que llamamos Chat. Una nueva palabra para el vocabulario castellano. De repente era tan fácil conocer a la persona que deseamos, que las posibilidades eran infinitas. Una persona podía pasarse el día entero frente a la computadora, citándose ciegamente con tanta gente, que para algunos se transformó en un vicio. O sea que las posibilidades de enamorarse parecían aparecer en un abrir y cerrar de ojos. Solo que empezamos a darnos cuenta que no era tan así.
Si, la gente se encontraba. Si la gente se gustaba. Pero realmente ¿se enamoraban?
Tantas cosas diferentes empezaron a pasar a partir de que la gente se tornaba virtual: el chat pasó a ser uno de los nuevos servicios para citas por excelencia y dejamos de ver la vida como era hasta entonces. Ahí se produjo un nuevo cambio en las relaciones. Ya los chicos del año 2000 crecieron en la nueva era de internet. Empezaron a relacionarse a través de la computadora, y los códigos otra vez habían cambiado. Y lo siguen haciendo hasta el día de hoy. El uso de la computadora, de internet, ya es algo que tenemos tan incorporado, que hemos olvidado cómo era la vida sin esta nueva tendencia.
Ya los servicios para citas, como las consultorías resultaban caras y poco efectivas a la hora de conocer gente.
A todo esto hay que agregarle el chat telefónico que fue un recurso implementado poco antes de la aparición masiva de internet, y actualmente sigue teniendo vigencia.
El hecho de encontrarse con una persona citada, no da la pauta de que uno se va a enamorar. El enamoramiento viene más por una predisposición que por un encuentro. A veces los chats crean relaciones liquidas que se diluyen en el tiempo, pero bien vale la pena intentarlo. Todo lo que hace bien para el alma, atrae mejorías en la vida. Mientras estos nuevos servicios para citas nos sean útiles y no perjudiciales, entonces tenemos una nueva herramienta. Como toda herramienta hay que saber usarla, y si todavía no se encontró la forma, se inventa.
Como todo lo que surge en el mundo, el chat ha tenido su comienzo pero no sabemos su fin. O si tiene algún fin.
En definitiva, el único fin posible que le encuentro es el de sustituir los servicios para citas que tradicionalmente conocemos. Aunque mucha gente prefiere ir a lo tradicional.
Para los adolecentes de hoy, el chat es algo de lo más común del mundo. Lo utilizan en forma habitual para crear todo tipo de relaciones. Algunas relaciones se transforman en amistad, otras pueden ser un poco más profundas. Sin embargo la mayoría de las veces, las relaciones pasan a ser virtuales. O sea que uno habla periódicamente con esas personas a través de la palabra escrita y es probable que nunca llegue a encontrarse con esas personas. Esto genera también nuevas sensaciones.
Quizá el chat dejó de ser uno de los servicios para citas, quizá no. Es más un generador de ilusiones. La gente se predispone a sentir frente a la computadora todo lo que le gustaría con respecto a otras personas, fantasea con la idea de…
Y así se forma un círculo que para algunos es difícil parar. Todo debido a una profunda soledad que tiene que ver con los tiempos vertiginosos en los que vivimos.
Todos deseamos ser amados y captados. Somos capaces de utilizar cualquier medio para que esto suceda. Y es bueno que el ser humano quiera ser amado por otros, tal vez lo que se puede discutir son los métodos que utilizamos para llegar a esto.
Pareciera como que en este momento del mundo la gente se aislara un poco más cuando mas necesitamos estar cerca.
Igualmente mantengo mi optimismo en que el mundo va a empezar a generar mejores relaciones entre los seres humanos, ya sea a través de los servicios para citas, o en el encuentro cotidiano con los otros.
Mi deseo es que todos empecemos a relacionarnos de la forma en que nos sintamos más cómodos, más auténticos y con un mejor dialogo para el entendimiento. A través de la salud y las cosas que nos hacen sentir bien.
El mundo puede ser un lugar hermoso si le ponemos ganas. Incluso las relaciones de a dos pueden mejorar, lejos de la histeria y de los conflictos.
Somos seres preparados para el amor. La vida nos dice continuamente que podemos mejorar nuestro modo de vida.
Si empezamos a vernos desde adentro, quizá ya no necesitemos los servicios para citas.
El famoso refrán dice que lo esencial es invisible a los ojos. Pero yo creo que lo esencial puede ser visible a los ojos de los que quieren ver. O sea, empecemos a citarnos desde el corazón que puede ver más allá que los ojos físicos, y seguramente las citas ya no serán tan ciegas.

La Robótica ya llegó

Hemos llegado a un punto en la historia del hombre en el que la informática cuenta un papel primordial. Todos estamos relacionado a través de las computadoras, es la era de la electrónica. La era metal, así le digo yo.
Ahora, para hablar con una persona te comunicas con la computadora; antes de tomar papel y lápiz, abres el Word y escribes allí.
Los trabajos exigen conocimientos de computación aunque nunca vayas a usar una pc. Estar actualizado es un anexo extra que hace que la persona sea más utilizable.
Sin embargo hay mucha gente, sobretodo gente mayor, que se niega a lo nuevo, le tienen miedo y hasta lo ven mal. Les parecen que una computadora es un aparato que te come el cerebro.
Como individuo, respeto todas las posiciones. Uno en la vida se pone en el lugar que más le gusta o más cree que le conviene. Pero oponerse a algo que se encuentra tan impregnado en nuestro vivir cotidiano, lo pone a uno en un lugar marginal.
Es bueno que como individuos, decidamos que cosas queremos y que cosas no. Hay expertos de la informática, amantes de la informática y enemigos de la informática. Cualquier cosa en su extremo me parece que puede llegar a ser perjudicial. Sin embargo los grandes genios de la historia, se han apasionado tanto por algo, que eso llego a ser su todo cotidiano.
La informática es una nueva ventana por donde ver los aspectos más recónditos del ser humano, es la enciclopedia de la vida actual y de la historia. Es la forma global de relacionarse remotamente.
Los que se oponen a la actualidad corren el riesgo de quedar afuera. Los que se oponen a la antigüedad corren el peligro de olvidarse de su pasado. Como mejor opción, dejar de oponerse, es el mejor camino. El oponerse a algo que simplemente existe genera conflicto y no llega a ningún puerto. La pelea por la pelea misma conlleva a una lucha de poder perdida desde su comienzo.
Es simple, si algo no te gusta, no gastes energía pensando en eso, simplemente no necesita tu atención. Ocuparse de las cosas que nos importan es ganar de entrada.
Estar en contra de la robótica, no va a generar que la gente deje de consumir informática.
Oponerse a la juventud, decir que la juventud está perdida por que lo único que hacen es sentarse frente a una computadora, genera una confrontación entre jóvenes y adultos. Si en vez de oponerse a la juventud, nos diéramos tiempo para entenderlos, interesarnos por sus proyectos y sus intereses (valga la redundancia) generaríamos jóvenes más seguros. Y realmente no importaría si son electrónicos o no, simplemente serian ellos mismos con lo que les toca vivir en su momento histórico.
Entendamos que esta es una etapa bisagra. En la que la informática juega un papel primordial, hay que tener en cuenta que enseñarle a los más chicos acerca del amor, va a poder fusionar las generaciones. Crear hombres más reales y menos virtuales. Más concretos y menos pixelados. Pero permitirles a ellos crear con sus nuevas formas de hacer arte nos permite un nuevo espacio en el que todos somos protagonistas. Y mostrarles las formas que hemos utilizado para armar rompecabezas, les dará más confianza para seguir camino.
No hay nada de malo con la época actual, como tampoco hay nada de malo con las épocas pasadas. Todos hemos atravesado el lienzo del poeta para llegar a lo que llamamos “actualidad” y hemos sobrevivido. Y lo seguimos haciendo a pesar de la informática y a partir de la informática también.
Todo lo que pasa y deja de pasar son sucesos, acontecimientos, situaciones, nuevas estrategias de Dios para que los hombres sigan creciendo, desarrollándose y aprendiendo.
La mejor manera de dejar de estar en la prehistoria del hombre es adelantándose. Imaginar que estamos mucho más allá que en el presente. De esta forma le das un panorama más amplio a tu vida actual. Todo lo que hoy vez enorme e inalcanzable, te parece diminuto y superable. Todo lo imposible se torna factible desde el prisma del adelantado. Y adelantarse no quiere decir vivir en el futuro. Nada de eso. Solo si te imaginas el último eslabón vas a poder cerrar la cadena. O sea que comenzando por lo mínimo que es el momento presente, y sabiendo lo máximo que es el momento en que te imaginas el final, o sea, también el presente, la cadena cierra. Eso fue todo lo que tuvieron que hacer los grandes creadores de la historia. No hizo falta crear la computadora, simplemente imaginársela para cambiar un rumbo.
Simplemente con eso se creó la era informática. Una visión. Una intención.
Mucha gente se queda en el pasado y lo único que les pasa, es que los acontecimientos del presente se les hacen pesados y se condenan a una vida sin visión. Así como el adelantado asimila la vida rápidamente, el atrasado queda estancado. Solo un cambio de lugar, de posición puede adelantar al atrasado. Y eso no quiere decir que tenga que salir corriendo a comprar una computadora. Simplemente dejar de quejarse por la tecnología y empezar a ocuparse de lo que le interesa. Ocuparse de algo positivo es el comienzo de cambiar una realidad que no nos gusta.
La vida es bastante preciosa como para perder tiempo en lo que no nos gusta. Aprovechemos lo que nos gusta y pongamos ganas en eso. Tal vez sea un buen pretexto para cambiar al mundo.
Hemos comprobado con la experiencia que ir en contra del sistema no cambió la vida de nadie. Simplemente nos ha dejado en un lugar marginal en el que la sensación, es de impotencia. Si en cambio acompañamos los nuevos avatares como parte del proceso creativo, ahí habremos cambiado algo de lo que no nos gustaba, y tal vez la informática, para aquellos que no se sienten a gusto con ella, no sea tan mala después de todo.
Tener una mente amplia, un corazón panorámico, una apertura de pensamiento genera más.
Y más siempre suma.
Quedarse corto, ser cerrado, negar la vida, anula, frena, resta.
¿En qué ecuación te ubicarías?

jueves, 21 de octubre de 2010

Alas de pálido amanecer

"¡No ves que vine del polvo! ¡No ves mis llagas, mis heridas prominentes!".
En aquel momento no lo entendí. Le receté una dosis de Akinetón y Alopidol. Aquella noche hubo silencio en la guardia. Un solo grito se oyó a las seis de la mañana en la guardia de los varones. Era un grito desgarrador de ultratumba. Como de pesadilla de Dios. Que llegaba de alguna parte de lo desconocido para romper el amanecer y sus ventanas abarrotadas.
Corrimos hacia el grito y ahí estaba, sangrando en una cama de hospicio, el paciente que había medicado, aquel que venia del polvo. Inexplicablemente sangraba su espalda. Allí donde los omoplatos, en los costados de la columna vertebral. Lloraba resquebrajado.
Curaron sus heridas levemente. Yo me acerqué y me quedé allí acariciando su espalda hasta que durmió. En su mirada algo había cambiado. Ya no parecía tranquilo y soportable. Se tornó oscuro e ilógico. Fue demasiado para mi limitado criterio medico.
Yo observaba su ser estático como una piedra en el consultorio, como algo que no se quiere mover, y él miraba el piso calladamente.
En aquellos días un vapor espeso de tinieblas veraniegas caldeaba la atmósfera llenando de densidad aquel lugar.
En aquellos días yo me sentaba frente al paciente roto mientras el no decía nada y yo pensaba. Pensaba de una manera muy distinta a la que yo solía pensar.
En aquellos días él un día hablo, casi acercándose a su voz, dijo: “me cortaron las alas, me cortaron las alas".
Entonces con un tono más oscuro me explico que su mamá era una princesa que había sido capturada por un hombre que hacia cuentas y decía que era serio, que había salido del cuento del principito. Ese hombre que se creía un ogro era su padre. Y su madre, la princesa que quería vivir.
"Y mi mamá era la princesa que quería vivir" decía "Que tuvo tres hermosos hijos con mi papá que era un hombre que había abandonado sus sueños para dedicarse a hacer cuentas con un reloj de arena. Yo fui bautizado como Ángel de fuego por mis hermosas alas que irradiaban una luz de pálido amanecer, como de algún hombre que fue jueves. Después vino mi hermano, un marinero que no se animaba a ser jardinero. Y el mas chico fue un principito que se quedó en su planeta sin una flor".
Aquel Ángel de fuego de hermosas alas quebradas lloraba. Lo hacía en cada rincón de ese lugar de gente sin razón.
Una vez le pregunté: "¿Porqué lloras tanto?"
"¿Es preciso explicarle? ¿No ve que vengo de muchas tristezas?"
Ahí entendí que no había una explicación de la razón sino del corazón. Aquel ser lloraba desde lo más profundo, desde su esencia sufrida. Yo sentía que no tenía una forma médica de abordarlo. La medicación solo lo doparía. Él había despertado en mí algo mas que mi ser esencial, o que mi amor a la humanidad. El había despertado mi propio amor, el amor a mi mismo. Había despertado mi espíritu, mi parte no racional, mis sentimientos y mis fantasías. No podía más que abrazarlo. Pensé que era la mejor manera de curarlo. La forma más cercana de curarme a mí.
Al principio todo esto me producía confusión, dudas. Llegaba a enojarme conmigo mismo por expresar nuevas sensaciones. Más de una noche me alcoholicé. Después todo fue tomando rumbos diferentes. Sentí que el me curaba de mi pasado, a través de su fantástica y real historia de juguete. Su historia que recorría libros, películas y canciones.
"¿Qué edad tenés?"
"No sé....... no sé contar. Creo que vengo de veinte años rotos contra un cristal".
"Necesito saber tus datos para llenar tu archivo en el hospital".
Él cabizbajo y meditabundo me regaló una mirada al piso opaca de sí.
Opaca, oscura que decía aquí se viene lo peor.........
"¿Quién te trajo, Zeus?"
"Caí aquí porque mis alas no me permitieron seguir vuelo. Aterricé como un ave de buen agüero en este lecho de tristezas, de gente que solo cree en sus miserias".
Mi cabeza tembló en mis manos. Dejé caer la birome y la ficha murió en el suelo. Salí a caminar, -desordenada-mente- sobre el prado rociado de sienes. Por un momento me sentí volar y pensé que era uno de ellos; de los que intentamos salvar a través de Alopidol, Akineton, Estelacine y RIVOTRIL 2,5 MG.
Desperté algún día al amanecer sobre el pasto sembrado de rocío mañanero. Me olvidé de mi casa. Y ahí estaba él, mirándome a través del sol, con sus pálidos ojos, con su rostro inexpresivo; con cara de nada. Ahora partiendo hacia la luz Argentina.
Claro que todo se despabiló en mi mente una hora después. Después del desayuno me di cuenta que no era uno de ellos, sino uno de nosotros. Y pensé "¿Que diferencia hay entre uno de ellos y uno de nosotros? ¿Cuántos pasos hay entre uno de ellos y uno de nosotros?".
Si, me había internado en uno de ellos por un rato. Fue como entenderlos desde adentro.
"Y Ahora... pequeño príncipe o gran alquimista ¿Por donde comenzamos?"
Me sonrió con sus ojos y dijo: "Y..... Ahora..... Por donde a usted le plazca. Por esa parte en donde nos entendemos muy bien.
"Bien, ¿Desde cuando sentís que tenés que vagar por la vida?"
"No, no, no, no...... Soy un caminante de carne y ¡mas! que huesos, con alas en donde solo algunos pueden ver. Los más sencillos y sensibles. Camino por un mundo de estrellas submarinas y otro de cometas y serpientes afrodisíacas. Camino por la ladera de un monte. Y cuando no camino, vuelo. Es así. ¿Qué le parece, señor con alas en los pies y en la cabeza como mi amigo Mercurio?"
"Me parece que podés seguir nadando, caminando y volando Siempre teniendo en cuenta que estamos aquí tratando de cambiar el mundo. Y mas en cuenta aún, que, por el momento solo nosotros podemos volar, caminar o nadar por los aires, tierras y mares de tu conciencia".
"Y dígame, dueño de una ola sin marea, ¿Cuál es el aprendizaje?"
"Solo se trata de disfrazarte para no salir lastimado. Darte un caparazón muy humano"
Luego de esas palabras, su sonrisa fue con todo su cuerpo.