domingo, 8 de julio de 2012

LOS VAMPIROS DEL AMANECER Me gustaría un día despertar en paz conmigo mismo. Decir que las cosas ya están medianamente bien. Que he podido superar las dificultades que me lastiman. Que ya no tengo necesidad de castigo. Que así como soy está bien. Que soy una persona que merece. Que me gusta la vida y puedo cambiar cuantas veces quiera. Que las cosas que me pasan son maravillosas. Y aunque algunas no tanto, poder sobrellevarlas con dignidad. Que soy sensible pero no me lastima la agresión del otro. Que puedo con mi cruz y que hice más liviano el peso de tu cruz. Que acepté mis fallas. Que realmente me gustaría vivir con su sabor amargo y su gusto dulzón a veces. Que la monotonía se puede convertir en diversión y que la rutina puede ser liviana. Que el mundo no fue ni será una porquería. Que descubro que soy autentico y repleto de bondad. Que voy directo al grano, y que el grano es el punto de partida para un panorama mejor. Que aunque digan que nunca es triste la verdad, que si tenga remedio. Que la vida no es una lucha, no es cruel pero si mucha. Que cada momento es un punto de partida para seguir con el punto en que he comenzado. Para volver y poder partir tantas veces como lo desee. Para que la luz de los que sueñan con la libertad no sea pequeña. Para que me regalen amor sin espinas, y que cada noche sea noche de fiesta. Para que nadie piense que todo está perdido y que nadie tenga que ofrecer su corazón. Para que el sol me ilumine tanto que no necesite mis ojos para verlo. Que podamos volar como Amaranta con su sábana, pero podamos volver a la tierra. Que nuestras alas sean del color prohibido y que deje de ser prohibido, valga la redundancia. Que la locura sea considerada sana, siempre y cuando uno domine sus propios demonios. Para que cada uno pueda descubrir el paraíso que está dentro suyo y hacer partícipe al otro de la verdad que no es la única verdad. Estos son los deseos de un vampiro que sueña siempre con el amanecer.